martes, 8 de julio de 2014

La boda de mi hermano

Mi hermano se casa y estoy ayudándole a elegir su traje de novio. Confía en mi criterio, y eso que no me he casado, ni idea que llevo, pero por alguna extraña razón todas sus ideas, pensamientos y loqueseas pasan por mi filtro.

A mí me parece genial. Me lo estoy pasando de maravilla. Me encanta visitar páginas y páginas y páginas y coger ideas, para él y su boda en general. Vale que ahí no pincho ni corto, porque de eso se encarga sobre todo su chica, pero bueno, me encanta decirles, he visto esto, me encanta aquello, valorad esto otro.

Después de mirar mucho, he decidido que me encantan las bodas en la playa. Sí, definitivamente si me casara lo haría allí, así, con el mar, descalzos, vestidos cómodamente sin ninguna pose de esas formales de bodas estrictas de traje y corbata. Diría a todos mis invitados que se vistiesen cómodos, como ellos quisieran, que solo se trata de disfrutar, de mojarse los pies en el agua mientras celebramos el amor. Así entiendo mi propia posible boda, aunque lo cierto es que lo de mi hermano va a ser otra historia.

Y lo entiendo, faltaría más. Cada uno debe hacer la boda que desea y se ajusta a lo que es, lo que quiere expresar. Por eso sé que mi hermano y mi cuñada van a hacer una boda preciosa, muy especial, con detalles único porque ellos lo son, que será más “clásica” que lo que yo haría, pero es que a veces siento que voy siempre a contracorriente, y me encanta.

La boda de mi hermano va a ser maravillosa. Lo tengo clarísimo. Lo mismo si la hicieran en una playa paradisíaca que en el salón de casa. ¿Por qué? Porque se quieren, se adoran, se besan como si nadie los estuviera mirando, se ríen, son amigos, se lo pasan genial juntos. Los admiro. Los observo y sonrío, porque son de verdad. Adoro a mi cuñada y no puedo querer más a mi hermano. Son felices juntos y preparar esta boda a su lado me hace sentir una satisfacción inexplicable. Y sentir que ese día será único y que nunca lo podremos olvidar es algo que me llena de ganas e ilusión para contribuir en todo lo que pueda en su preparación.

¿Algún día me tocará ser a mí protagonista de algo parecido? Ser yo quien pida ayuda, quien mire y remire, pero para mi boda, la mía? No me cabe duda de que así será.

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